“Richard” Reinhard Klitzing
Técnico / Responsable de Mantenimiento
Oficial Radioelectrónico Marina Mercante
Técnico / Responsable de Mantenimiento
Oficial Radioelectrónico Marina Mercante
A raíz del fatal accidente ocurrido a mediados del mes de
septiembre en la capital gallega cuando murió una niña de 14 años
electrocutada al tocar una farola de alumbrado público, el fallecimiento de un
chico de 18 años en Baleares en circunstancias similares y otra muerte a causa
de una descarga eléctrica pocos días después, en este caso una niña de 12 años
al bajar de una atracción de feria en una barriada de Los Palacios (Sevilla),
tuve la ocurrencia de escribir este artículo, no solo para advertir sobre los
peligros “invisibles” de la energía eléctrica, sino también como denuncia por
la manifiesta dejadez y hasta negligencia de organismos, administraciones y
personas del ámbito público en esta materia. Tres muertes evitables de personas
con toda una vida por delante en un espacio de tiempo de menos de un mes hacen
reflexionar y hervir la sangre.
En el ámbito laboral el tema de la seguridad y la prevención
de riesgos se toman muy en serio y su incumplimiento puede acarrear severas
consecuencias disciplinarias, y no sólo si ocurre un accidente. En el tema que
nos ocupa aquí, el riesgo eléctrico, se me exige, como Técnico / Responsable de
Mantenimiento, una alta implicación en que se cumplan las normativas al
respecto. El mantenimiento y las revisiones no se reducen exclusivamente a las
inspecciones obligatorias realizadas por un OCA (Organismo de Control
Autorizado) periódicamente (por ejemplo cada 5 años), sino consisten también en
inspecciones y revisiones de periodo mucho más corto. Esto incluye, entre
otros, inspecciones visuales, mediciones de aislamiento y de toma de tierra,
comprobaciones del Interruptor diferencial (cada mes) etc. Además debo atender
sin demora cualquier anomalía o incidencia observada y reportada por personal
de la planta u organización. La ausencia, por ejemplo, de la tapa de una caja
de conexiones a 5 metros de altura donde nadie alcanza y en recintos donde
circulan exclusivamente personas autorizadas, mayores de edad y con sus
correspondientes cursos de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) realizados, me
puede costar un doloroso tirón de orejas.
Ahora bien: ¿Porque no se toman estas medidas en la vía
pública? Allí el peligro se multiplica al circular personas no entrenadas,
niños etc. Siempre cuando ocurre algún accidente de este u otro tipo puedo leer
y oír las declaraciones oficiales “Que el equipo ha superado las inspecciones
reglamentarias”, “Que tiene los papeles en regla” y bla bla bla. El
mantenimiento va mucho más allá, como expliqué en el apartado anterior. Y no
sólo esto! En el ámbito público debería haber también una mayor coordinación y
capacidad de gestión de incidentes, competencias y responsabilidades. Luego
debería haber también una formación básica de las fuerzas, organismos y
autoridades implicadas en la seguridad del ciudadano, o sea bomberos, policía
(municipal, nacional y guardia civil, gerencias de alumbrado público y sus
subcontratas, salas de emergencias (112), suministradores de energía etc. para
poder reconocer y atender correctamente y sin demora estos peligros
“invisibles”.
Me llama profundamente la atención cuando recibo hasta
indiferencia de parte de la sala del 112 o de policía municipal cuando reporto
alguna incidencia de este tipo. Hace unos días me encontré, y no era la primera
vez, con la tapa de un registro de acometida de suministro eléctrico abierta y
con sus fusibles de cuchilla al alcance de la mano de cualquier persona que
pasaba por esta acera, en la fachada de un edificio y a 1 metro de altura. Con
otras palabras: 400V “invisibles” entre fases y 230V contra tierra, más que
suficientes para matar a una persona al instante y más en un día lluvioso como
aquél. Llamé al 112 y tuve que explicarles el peligro que esto entrañaba, no lo
entendían. Luego recibí llamadas de varias personas de ENDESA (compañía
suministradora donde vivo) si era de su competencia y otros. Ya me tuve que
indignar. Les tuve que pedir que se dejen ya de tonterías, que seguro que era
de su competencia, y si no fuera así que nos dé igual, que anulen el peligro
inmediatamente y luego depuren responsabilidades y competencias y presenten la
factura donde corresponda, y más, que yo era un simple ciudadano quien pasaba
por allí y por suerte tiene nociones del tema. En anteriores ocasiones ocurrió
igual.
Hace unos días, pensando en la elaboración de este post,
cogí una cámara para captar incidencias de este tipo en un paseo matutino por
el centro de Sevilla. No tardé mucho en avistar la primera.
Los contactos del fusible están claramente al alcance fácil
de la mano de un niño curioso. Este registro con toda seguridad está activo y
tenemos 230V mortales contra el suelo.
No sabemos si esta acometida está activa. No llevo siempre
un polímetro en el bolsillo. Si lo es sería un peligro mortal.
En este caso tampoco sabemos si está activa. Pude tratarse
de una acometida antigua de la red 125/220V ya en desuso en casi todas las
zonas. ¿Lo sabemos con seguridad? De todas formas es una auténtica chapuza y
vergüenza.
Aquí vemos una tapa a punto de desprenderse por haberse
desencajado en su enclavamiento superior. Una acometida activa con toda
seguridad.
Las imágenes han sido tomadas en un paseo de una hora sin
haber tenido conocimiento de las incidencias con anterioridad. Insisto de
nuevo, estas irregularidades en un ambiente laboral con acceso restringido de
personas me costarían un tirón de orejas doloroso y seguramente alguna acción
disciplinaria. No me podría llamar ‘Responsable de Mantenimiento’ pasando por
alto estos defectos altamente peligrosos.
Debemos tomar consciencia todos los ciudadanos sobre el
riesgo de las instalaciones eléctricas defectuosas y reportar estas incidencias
a las autoridades, y si éstas no reaccionan actuar con más insistencia y
firmeza alertando sobre el peligro “invisible”.
Del mismo modo me atrevo exigir a las autoridades, gerencias
y organismos públicos y los privados implicados en éste ámbito tomar medidas
como, por ejemplo, formación básica (unas pocas horas) de operarios de salas
del 112, policías etc. para poder gestionar adecuadamente los avisos y así
evitar muertes estúpidas y totalmente evitables.
Lo expuesto en este post sobre los registros de acometidas
eléctricas es totalmente extrapolable a otras incidencias, como farolas con el
registro abierto o con otros signos de deterioro.
Excelente reportaje. Se infiere que el autor de este blog es conocedor en profundidad de todo lo atinente a mantenimiento y riesgo de aparato eléctrico. Me ha gustado no sólo como denuncia de este presunto riesgo a las autoridades públicas, sino como llamamiento a la concienciación y participación ciudadana.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, José Luis.
EliminarEl problema de este riesgo es que es "invisible" y por ello muy difícil concienciar a las personas para que denuncien estos incidentes.
A pesar de que las inspecciones reglamentarias son obligatorias, como señala el artículo, es alarmante que persistan situaciones de peligro debido a la falta de un mantenimiento adecuado. Según datos de organizaciones de seguridad, el 20% de los accidentes eléctricos en la vía pública podrían evitarse con una supervisión más estricta por parte de los OCAs y una mayor implicación de las autoridades locales.
ResponderEliminarLos accidentes fatales recientes subrayan la importancia de que las inspección OCA no se limiten a una revisión formal cada cinco años, sino que se complementen con controles más frecuentes y exhaustivos, especialmente en entornos donde el público general, incluyendo niños, está en contacto directo con las instalaciones eléctricas. Estudios como el de la Asociación Española para la Prevención de Accidentes (AEPRE) indican que un 15% de las instalaciones revisadas por OCAs presentan irregularidades que podrían resultar mortales si no se corrigen a tiempo.
Es crucial que las autoridades y los organismos responsables de la seguridad eléctrica implementen medidas más efectivas, incluyendo la formación básica para operarios y personal de emergencia, para identificar y mitigar riesgos invisibles. La inspección OCA debe ser vista como una herramienta vital no solo para cumplir con la normativa, sino para proteger vidas y prevenir tragedias evitables.